Hoy Dios nos regala una nueva oportunidad para seguir construyendo sueños, para levantarnos con más fuerza y caminar con esperanza. Que cada día en nuestras clases sea guiado por Su luz, que nos inspire a buscar la verdad, a obrar con justicia y a sembrar amor donde quiera que vayamos.
Recuerden que Dios habita en cada esfuerzo, en cada pequeño logro y en cada acto de bondad. No estamos solos: Su presencia amorosa nos sostiene, nos anima y nos impulsa a ser mejores.
Estoy aquí para apoyarlos en cada paso, para escucharlos y para celebrar sus avances, siempre confiando en el propósito maravilloso que Dios tiene para cada uno de ustedes.
Que este segundo período esté lleno de sabiduría, de fe y de bendiciones. ¡Adelante, con Dios en el corazón!